
Durante las décadas de los 80, 90 y principios de los 2000, los videoclubes fue parte de la historia de las familias argentinas, permitiendo alquilar esas películas que quizás ya no estaban en los cines y que querías volver a ver. En este artículo te contamos el origen, auge y declive de los videoclubes en Argentina, y el impacto que tuvieron en la sociedad y la industria del cine.
Los Primeros Videoclubes en Argentina
El nacimiento del video hogareño
A finales de los años 70 y principios de los 80, el mundo experimentó una revolución en la forma de consumir cine: la llegada del formato VHS (Video Home System). Este sistema permitió a los consumidores grabar y reproducir películas en sus hogares sin depender de la programación televisiva. Argentina no fue la excepción a esta tendencia global.
Los pioneros del alquiler de películas
Los primeros videoclubes en Argentina nacieron a comienzos de los años 80, en paralelo con la llegada del VHS y el Betamax, los dos formatos de video más populares en ese momento. Pequeños comercios comenzaron a ofrecer el alquiler de películas en estas cintas, permitiendo a los clientes llevarse un pelicula a su casa por un tiempo determinado y devolverlo luego.
En un principio, los videoclubes eran negocios familiares o emprendimientos de barrio, con una oferta limitada de películas. Sin embargo, a medida que la demanda crecía, los locales ampliaron su catálogo y mejoraron sus servicios.

El Auge de los Videoclubes (1985-2000)
El VHS domina el mercado
Hacia mediados de los 80, el formato VHS se consolidó como el estándar en Argentina, desplazando al Betamax. Esto permitió que más personas compraran reproductores de VHS y se sumaran al fenómeno del alquiler de películas.
El crecimiento de los videoclubes fue impresionante. Las grandes cadenas de alquiler como Blockbuster comenzaron a expandirse en las principales ciudades, ofreciendo miles de títulos y membresías para los clientes más fieles.
La cultura del videoclub
Los videoclubes se convirtieron en parte del día a día de las familias argentinas. Ir a elegir una película para el fin de semana era un ritual: los clientes recorrían las estanterías repletas y preguntaban recomendaciones a los empleados sobre que película era la ideal para ver en familia o con amigos.
Además, los videoclubes se volvieron espacios de socialización. Muchos jóvenes cinéfilos encontraban en estos lugares un refugio para intercambiar opiniones sobre películas y descubrir nuevos géneros.
El impacto en la industria del cine
El auge del videoclub también benefició a la industria cinematográfica. Gracias a la venta de derechos de alquiler, muchas películas que no llegaban a las salas de cine encontraron su lugar en el formato VHS. Esto permitió la popularización de géneros como el cine independiente, el terror clase B y los documentales, que antes tenían una distribución limitada.
La llegada del DVD y la evolución del videoclub
A finales de los 90, el DVD (Disco Versátil Digital) comenzó a ganar terreno, ofreciendo mejor calidad de imagen y sonido. Los videoclubes se adaptaron rápidamente y comenzaron a ofrecer alquileres en este nuevo formato, lo que les permitió mantenerse relevantes en la industria del entretenimiento.

El Declive de los Videoclubes (2000-2015)
El impacto de la piratería
Uno de los primeros golpes a la industria del alquiler de películas fue el auge de la piratería. Con la llegada de internet y los discos grabables, comenzaron a aparecer copias ilegales de películas a precios muy bajos, afectando directamente a los videoclubes tradicionales.
El avance del streaming y la digitalización
El golpe definitivo llegó con el crecimiento de las plataformas de streaming como Netflix, que ofrecían un catálogo extenso de películas y series por una suscripción mensual. Esto eliminó la necesidad de alquilar físicamente una película y cambió por completo la forma en que las personas consumían contenido audiovisual.
El acceso inmediato, la comodidad de ver películas sin salir de casa y la eliminación de las restricciones de tiempo hicieron que cada vez menos personas visitaran los videoclubes.
El cierre de los últimos videoclubes
Para el año 2015, la gran mayoría de los videoclubes en Argentina habían cerrado sus puertas. Solo unos pocos lograron sobrevivir, adaptándose a un modelo de negocio diferente, como la venta de películas coleccionables o la oferta de ediciones limitadas.
El Recuerdo de los Videoclubes
A pesar de su desaparición, los videoclubes dejaron un recuerdo imborrable en la cultura argentina:
- Educación cinematográfica: Muchas generaciones descubrieron el cine clásico, el cine de autor y películas extranjeras gracias a los videoclubes.
- Sentido de comunidad: Eran espacios de encuentro donde los clientes compartían recomendaciones y debatían sobre sus películas favoritas.
- Impacto en la industria audiovisual: Fomentaron el crecimiento del cine independiente y permitieron que muchas películas llegaran a un público masivo.
¿Todavía existen videoclubes en Argentina?
Hoy en día, aunque la mayoría ha desaparecido, todavía existen algunos videoclubes en Buenos Aires y otras ciudades que funcionan como espacios de culto al cine. Algunos coleccionistas y cinéfilos continúan alquilando películas en VHS y DVD como una forma de preservar la experiencia original del videoclub.
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